DE LA
ABOGACÍA: Una mirada filosófica sobre la esencialidad del abogado a la
administración de la justicia y de la paz social.
Aulus
Eduardo Teixeira de Souza
RESUMEN
Comprender
los límites de la ética en la conducta profesional en el ejercicio de la
actividad del abogado es uno de los aspectos más importantes en la actuación
profesional. Apreciar el manejo adecuado de los instrumentos puestos a
disposición del abogado para lograr éxito en la resolución de conflictos sin
plantear para sí la crítica destructiva reflejada por la ausencia de interés en
la pacificación social no es tarea de las más fáciles para aquel que inicia la
labor esencial a la justicia. En el presente artículo se desvela por medio de
la narrativa filosófica relevantes aspectos de la actividad profesional del
abogado, encontrando resonancia constitucional e infraconstitucional, tanto
como en los pensadores del universo multidisciplinario de la literatura en
general. Sin descuidar la legal importancia a la que se debe lastrear el
contenido, se desarrollan los argumentos a partir de obras de autores que no
afectan a la jerarquía jurídica.
Contraseñas: La promoción. Actividad profesional. Ética.
DA ADVOCACIA: Um olhar filosófico sobre a essencialidade
do advogado à administração da justiça e da paz social.
RESUMO
Compreender os limites
da ética na conduta profissional no exercício da atividade advocatícia é um dos
aspectos mais importantes na atuação profissional. Apreender o manejo adequado
dos instrumentos postos à disposição do advogado para alcançar êxito na
resolução de conflitos sem avocar para si a crítica destrutiva refletida pela
ausência de interesse na pacificação social não é tarefa das mais fáceis para
aquele que inicia o labor essencial à justiça. No presente artigo, desvela-se por
meio da narrativa filosófica relevantes aspectos da atividade profissional do
advogado, encontrando ressonância constitucional e infraconstitucional, tanto,
quanto, nos pensadores do universo multidisciplinar da literatura em geral. Sem
descuidar da jurídica importância a que se deve lastrear o conteúdo,
desenvolvem-se os argumentos a partir de obras de autores não afetos a seara
jurídica.
Palavras-chaves: Advocacia. Atividade
profissional. Ética.
1.
INTRODUCCIÓN
La abogacía es una misión esencial para el desarrollo de
la vida pacífica. En que pese a su ejercicio obligar al operador a embate
conflictos, ella es, y siempre será, indispensable al alcance del justo. Su
principal ejecutor, el abogado, debe trillar firme el camino que conduce a las
campanas del templo de Iustitia o Diké, buscando siempre el camino de la luz y
de la virtud en ese mister.
En cualquier lugar y en cualquier momento, ya sea en la
ciudad o en la aldea, edifica derechos por donde pasa. Esto es porque el
abogado en el ejercicio de su ministerio es inviolable y sus manifestaciones en
los límites legales de la actividad profesional son pautadas por la persecución
del equilibrio entre dos partes que divergen acerca de un pensamiento o en
torno a intereses.
Como si en el mismo paisaje conflictivo que media,
figuraran como parte legítima, el cielo azul y el azul del océano.
En la búsqueda de la ética y la moralidad, este
profesional de postura escurridiza, descortina el velo que encubre a la vieja
señora, ora en su templo, o no, pero que no raras veces, manifiesta extrañas
posiciones y juicios, disposiciones semejantes al velo de Isis a le cubría la
cara provocando sombras, como si hubiera la necesidad de ocultar sus
intenciones ante las atrocidades, vilipendios y distorsiones que, de vez en
cuando, se encuentra en el seno social.
A pesar de ello, el abogado debe creer que es posible
alcanzar, con las herramientas de que dispone, la tan inalcanzable justicia
social, resguardando el derecho de los inocentes o, al menos, de los no tan
culpables.
En este sentido, la medida en que se transforma el
tiempo, el abogado se pauta por la experiencia, elemento importante en la
realización del oficio que lo hace sabio y astuto, de esta forma, aprende a
manejar sus instrumentos de trabajo con mayor habilidad y seguridad, atención
en la pureza de los conflictos para comprender el alma del problema y, así,
percibir la amargura que lleva dos partes a oponerse.
En efecto, es en el principio de la confianza, establecida
entre el protegido o cliente y su abogado, que se enaltece el profesionalismo
que le incita a la búsqueda de la verdad y de la probidad de la actuación
profesional. Es en la confiabilidad establecida y conquistada de clientes y
pares, tanto como en la contemplación de la pureza e inocencia de la mirada
infante, que el noble causal enrijece su postura profesional.
Cierto es que el abogado es verdaderamente un guerrero de
la paz, sobre todo, por la integridad con que debe combatir el buen combate,
buscando la conciliación la armonía entre los intereses de aquellos bajo su
patrocinio, especialmente, por el perfeccionamiento de su capacidad de oír las
campanas del templo de Iustitia, con la esperanza de que es posible operar el
milagro de la pacificación social plena, luchando por aquello en lo que cree
ser justo.
No obstante, busca siempre la parsimonia de sus acciones
y la austeridad intransigente en la elegancia de las palabras pronunciadas, de
los discursos, pues éste es su oficio. En ese sentido, debe actuar con
verdadera clarividencia en lo que se refiere al prestigio de sus pares y de la
clase a la que pertenece, comportándose de forma a enaltecer el conjunto que le
ofrece la congregación. Se ciñe a la auténtica independencia en cualquier
ocasión, sin importar, a ese respecto, ningún otro objetivo que proteger a su
patrocinado, sus convicciones y su credo, sin marginar la ética o padecer al
borde del infortunio.
El abogado debe poseer el coraje legado por el ejemplo de
los grandes estadistas de la historia, no puede temer, a cualquier pretexto, en
desagradar a griegos o troyanos, magistrados o cualquier otra autoridad que sea
cuando esté en el efectivo ejercicio de su función, no debe preocuparse con
cuestiones inherentes a la popularidad, que le puede sustraer el descanso o el
perjuicio de su oficio.
Este se responsabiliza íntegramente por sus
manifestaciones profesionales y, por lo tanto, debe buscar la racionalidad
estratégica para encontrar la mejor solución, especialmente, porque de esa
percepción dependerá el éxito de cualquier trabajo. Los actos impensados o
las palabras malvadas lanzadas al viento se convierten en dardos afilados en
los argumentos del oponente, aludiendo al noble causídico, por el magnetismo de
su actuación, la responsabilización por las consecuencias que advierten, sea su
conducta o manifestación, intencional o no.
En caso de mala conducta, es cierto que la temeridad
manifiesta heredará el tesoro maldito de la responsabilidad solidaria con aquel
desinformado que lanza el mal instinto como espada desgobernada empuñada por
las manos del causídico, una vez u otra, inexpertamente despreparado.
En ese sentido se tiene que su obligación se reviste en
el rigor y en la obligatoriedad de los comandos éticos del Código de
disciplinar del órgano orientador de la actividad profesional, la Orden de los
Abogados de Brasil (OAB). El códex regula la interacción comunitaria entre el
abogado, su cliente y otro abogado, establece balizas, límites, reglas
objetivas, consignando los deberes y los derechos, así como la publicidad y
asistencia al adecuado desarrollo de su múnus. No por menos, es que el deber
general de urbanidad vinculado a los pares y demás autoridades, la educación
dispensada a las personas, viabilizará el encaje en las reglas disciplinarias
allí establecidas de forma a ampliar su potencia operante en la resolución de
los conflictos consigo deparados.
2.
LA GRATITUD Y LA FUERZA SON INSTRUMENTOS NECESARIOS DE
EQUILIBRIO
Gracias es un sentimiento intenso, cuya concreción
promueve transformaciones en el que la siente. En el arte de la abogacía no es
diferente. Es necesario reconocer a todos aquellos que ayudan en la conducción
de su estrategia profesional. A los que le prestan la ayuda, desde los ángeles
hasta el auxiliar, debe el causal presentar sus agradecimientos, porque éstos
viabilizan las condiciones para que el abogado pueda gastar lo mejor de sí en
la edificación de la virtud del oficio y en el alcance de sus objetivos.
Aunque los convivientes se atreven a creer que su órbita
satisface sólo los requisitos de la suerte, el abogado consciente de su oficio
sabe que se trata de persistencia y capacidad técnica para que el éxito le
venga al encuentro. Sin embargo, no se debe silbar, es preciso gratitud,
rodilla en el suelo y, sobre todo, tener la percepción de que hay en su entorno
una tela luminosa del manto protector de la vida que le permite conquistar el
éxito por el mérito que exhala de sí.
Se reviste la certeza agradecida de que se preparó por
mucho tiempo para conducir los movimientos que le vanguardan el oficio.
Decirte, es realmente necesario comprender el conjunto de la obra, la retórica
de las amistades que pautan la interacción de las acciones y conjeturan sobre
sus percepciones espirituales no sólo la gratitud, sino la amistad, destinada
muchas veces a hacer alquimicamente homogéneo la sangre gastada en la batalla
de su oficio judicial. Incluso porque, el reconocimiento de que tendrá que
disponer, le ayudará en la edificación del próximo escalón.
Así, hay que percibir por sí solos la ayuda solidaria
prestada al trabajo, para que sea posible promover la división de los laureles
y de las recompensas, atribuyéndose sólo a sí, las responsabilidades por la
eventual ingratitud que podrá rodear. No se puede olvidar que la rutina
jurídica del profesional de la abogacía es intensa y apasionante. Aunque este
tenga la plena libertad de elegir las áreas en que pretende actuar, casi en
regla se inclina no a la que le gusta, sino a la que le proporciona
satisfacción financiera.
Acepta sus pasiones y las disfruta en la medida de sus
cosechas, permitiendo el curso de este caudaloso río de oportunidades,
satisfaciendo con aquellas que le permiten conciliar la satisfacción material y
profesional y que les son presentadas a partir de cada decisión desprendida,
permitiéndole vivificar el sentimiento apasionante de la abogacía, el
reafirmando diariamente. Su entusiasmo se deriva directamente de la manera como
conduce el cotidiano, si, vinculado a los foros y organismos públicos o, si se
trata de negocios y sociedades que le proporcionan nuevos contactos,
networkings y nuevas alianzas, pues de éstas, todos participan.
Para el desarrollo técnico de la actividad advocatícia,
es necesario que el abogado no pierda de vista la solidez de los planes y
estrategias de captación de recursos que deben orientar los pasos
profesionales. En este sentido, hay que agradecer las experiencias que pasaron
en su vida, aclarando para sí mismo sobre lo que es pasajero y sobre lo que es
definitivo.
En la comprensión del sentido del arte profesional que
escogió encuentra la conexión con el sentimiento de gratitud que se opera a
partir de interconexiones socio-espirituales de la intimidad del individuo, no
obstante, aunque no perciba, la creencia esperanzada del después, será siempre
mejor que el ahora. Sabe que su movimiento lo pone al frente, por el impulso
gratificante de la pasión por la profesión. La onda gigante de las nuevas
metodologías tecnológicas y virtuales de la abogacía ha puesto a muchos
profesionales apasionados en constante conflicto con el oficio que ejercen.
No raras veces olvidan, por la comodidad, que en todos
los tiempos fue necesaria adaptación, pues la mutación operativa de las
herramientas que son que se ha convertido en una de las más importantes de la
historia de la ciencia y de la ciencia y de la ciencia, interactivas y
conectadas, obligando a los profesionales a promover, por sí, el
perfeccionamiento en dimensiones profesionales desniveladas por las
generaciones de abogados que comporta el mercado. Esta percepción, alcanzada
más rápidamente por los abogados al inicio de su carrera, puesto que derivan de
una generación superficial y acelerada, los colocan en una nube de ilusión, de donde
imaginan conocer todo sobre todos, cuando en realidad, ausentes son los
contenidos conquistados con mucho estudio y mucha lectura.
En ese sentido, buscan inmediatamente la actuación en
carácter especializado, pero aún no vivido y, por lo tanto, sin resonancia se
sienten como un pez fuera de agua a medida que se enfrentan a la realidad,
donde el trabajo especializado demuestra que la conjugación del conocimiento
técnico y de la experiencia suficiente es que permiten al mercado reconocerlo
como un profesional de actuación exclusiva y especializada en una de las áreas
del derecho. No obstante, la capacidad grata de mirar las cosas sin que sean un
fin en sí mismas obligan al abogado a comprender que existen razones más
importantes que lo inmediato y que, ganancias inmateriales, muchas veces, son
tan o más importantes, que las ganancias materiales .
Y eso está directamente vinculado al sentimiento de la
gratitud y al arte de abogar, especialista o no. La idea de pertenencia
institucional que le debe enredar se desarrolla sólo si es perceptible la
ganancia subjetiva, inmaterial, que le alcanza en la donación a las causas
justas de la clase a la que pertenece.
Dalai Lama asevera que es necesario entrenar su mente
fortaleciendo su sentido cognitivo, para envolver los principales aspectos que
orbitan el sentimiento de gratitud y así, sensibilizarse sobre la grandeza del
oficio de abogar y, por lo tanto, reconocer dónde se incrusta la ganancia y en
el sentido de que, en el caso de las mujeres, la mayoría de las veces, la
mayoría de las veces, en el trato cotidiano de la abogacía, hace que los
factores externos sean para el abogado, vectores más importantes que el
mantenimiento del alto mental que le debe sostener en el cotidiano.
Sin embargo, en el guión de las actividades profesionales
del abogado es absolutamente importante que el causídico no sólo cuente con sus
propias fuerzas, él necesita comprender que la en el abogado debe conocer las
fuerzas que lo rodean para delimitar sus acciones. En la plenitud del ejercicio
de su ministerio, el abogado necesita conocer las fuerzas que lo rodean para
delimitar sus acciones. Tener en cuenta que las estrategias corporativas son
esenciales para el éxito de su actividad.
El manejo de herramientas de gestión orientadas a optimizar
las rutinas administrativas y operativas de su oficio, se funden en el control
de fuerzas propias y de su oponente, cuya matriz se presenta en potencial mayor
o menor de acuerdo con la habilidad negociadora del profesional. el péndulo
destinado a la medición de las fuerzas empleadas en la abogacía con miras al
escrutinio de las posibilidades y limitaciones del grupo en que se inserta el
abogado, hacen que los contratos sean mejores elaborados y las técnicas de
cierre de negocios más efectivas.
No debe sólo contar con su propio esfuerzo, sino
corroborar un conjunto de fuerzas integradas que involucran la resolución de
conflictos. Es cierto que empieza, casi siempre, con bastante entusiasmo
seguido de toda la habilidad técnica incautada durante la graduación o la
especialización que le y en el caso de que se trate de una persona que no sea
una persona que no sea de su familia.
Momento que el abogado necesita tener la sensibilidad
profesional y de vida para abrir el corazón y la mente a lo que el universo a
su alrededor puede ofrecer. La inspiración casi siempre se deriva del momento
solitario, de la reflexión acerca de los acontecimientos que involucraron
determinado proceso y cuáles las posibles lecciones empíricas que de allí se
derivan.
No se trata de superstición o religiosidad, sino de
comprensión de la técnica axiológica de los valores humanos intrínsecos al ser
que hacen con el que el profesional respete el instrumental manejado por su
oponente o oponente.
En el mismo sentido se sigue las enseñanzas de Sun Tzu,
cuando dice que es preciso conocer al enemigo e inutilizar sus instrumentos
para aprovechar el momento para estabilizar las fuerzas que se rodean a sí
mismo, porque en esto reside la verdadera oportunidad de salir vencedor en el
conflicto Pero no se trata de vencer o perder, sino de resolver pacíficamente
el conflicto. Por lo tanto, es necesario respetar los métodos e instrumentos
utilizados por la parte adversa a fin de no provocar la ruptura de la
composición positiva y conciliadora.
No se puede inclinar hacia cualquier comando provocativo,
so pena de poner a perder toda la edificación de una composición debido a la
ausencia de experiencia e inspiración, por cuanto, aunque haya entrenamiento
constante de la técnica para alcanzar los resultados positivos, sin elementos
esenciales de control y la dosificación de la fuerza, se perderán oportunidades
importantes.
3.
LA TRAPAÇA NO ES ESTRATEGIA PROFESIONAL
La ética profesional es un elemento volitivo esencial
para el oficio ejercido por el abogado. Trampas en la dinámica profesional es
actuar con deshonestidad. Distorsionar la verdad para alcanzar el objetivo los
anillos son trampas. Por lo tanto, debe el abogado pautar los límites de su
actuación en la austeridad e intransigencia ética con que la profesión exige
sea tratada.
La distorsión de los hechos difiere de la disimulación de
los hechos, éste, oculta sutilmente aquello que le menos interés en el alcance
del objetivo, mientras que, da nuevo sentido aquello que se presenta como
verdad o razón. Aunque sea posible manejar estrategias de enlace y
desbordamiento creativo las discusiones encontradas, los recursos que utiliza
para el éxito del trabajo, se siguen al ritual necesario de responsabilidad y
compromiso juramentado, cuya prestación se efectuó con ocasión de su
acreditación.
Así, hay que actuar con integridad social de carácter en
la vida profesional. A este respecto, Cortella explica que la integridad de la
honestidad está envuelta en la manifestación de la sinceridad y, por lo tanto,
hay que cultivar principios morales que permitan al buen profesional orientar
sus dilemas interiores respecto de los límites del camuflaje de las acciones.
Por más que se constate que las opciones de argumentación
son escasas, es necesario mantener la integridad de las acciones y de la
estrategia adoptada para alcanzar el objetivo primordial, pacificar el
conflicto. No sólo vencer. Al concluir el agotamiento de fuerzas que promueven
el desgaste profesional durante el curso del lide, debe el abogado manejar las
piezas con vistas a la simulación, sin embargo, acautelándose para no desbordar
por la trampa y la deshonestidad.
Si tiene que inclinarse al lado derecho, se vuelve a la
izquierda. Si desea iniciar el choque por el primer paso en el proceso, no
demuestre al oponente que desea actuar. Recoger las pruebas debidas para que
sus pleitos tengan el máximo de posibilidades de éxito y simplemente lo haga
sin advertencias, aunque antes haya intentado la opción del diálogo
extrajudicial. Así, alrededor de su estrategia se comentará que se desvaneció
el entusiasmo, que pruebas no habrá, sin embargo, sabe el causal que sus estrategias
son conocidas sólo por él mismo.
Por eso, saber exactamente dónde se quiere llegar sin
gastar energía, gastando explicaciones sobre cómo o de qué forma lo hará, es
fundamental para el éxito de la empresa. La comprensión de los principios y
valores que orientan la actividad de la defensa darán al profesional una
actuación combativa y, en el sentido de que se trata de un proceso de
transformación de la sociedad civil y de la sociedad civil. la estrategia y la
escorrentía aplicabilidad axiológica del equipaje agrupado en la manejabilidad
del conflicto. La suerte de pacificar los conflictos es la esencia del arte de
abogar.
El abogado muestra la calidad profesional de su oficio al
adoptar la estrategia más eficiente y menos costosa en la resolución de los problemas
que llegan hasta él. Para que esto sea posible, el profesional será discreto,
pues la discreción lo llevará al manejo del arte de la disimulación. Una de las
más importantes estrategias es hacer con su oponente creer que atacando no
logrará éxito y que el camino de la consensualidad es el mejor camino.
El abogado experimentado sabe que las espadas deben ser
manejadas con racionalidad, ya que el arte es suave y sus movimientos acompañan
el ballet de la ética y de la virtud. En ese sentido, la buena conducta es
esencial, sin embargo, no es paramentada con su armadura que un abogado
demuestra sus valores, la arena judicial deja huellas en todos los que pasan
por ella. El abogado debe llevar consigo, siempre en mente, su reputación. Y de
esta forma se justifica la retirada del enfrentamiento judicial si es
necesario. La intencional disminución del entusiasmo de su oponente en la
jerarquía jurídica permite alcanzar más rápidamente la solución pacífica del
objetivo. Por lo tanto, el abogado muestra que tiene dominio de la estrategia y
que no es negligente en su oficio, pues algunas veces es necesario que sepa
retirarse del enfrentamiento jurídico, provisionalmente, si constata que su
oponente es más fuerte en aquel momento.
Es importante que el Norte a seguir sea el fin del
conflicto y, si para alcanzarlo, tiene el abogado que salir de escena, por
estrategia así debe hacerlo. Sin embargo, aunque el abogado sea lo
suficientemente fuerte para vencer a su oponente, si no sabe sacar provecho de
su ventaja en el momento adecuado, dejará claro que se orienta por el
sentimiento de la imprudencia, atacando antes de la hora, demostrando, así,
dónde están sus debilidades, porque en la mies de los conflictos jurídicos el
factor sorpresa asociado a la estrategia eficaz, es la clave del éxito en la
pacificación social. Estratégia es oportunidad.
Para los griegos, el momento adecuado -
"kairos", es el encuentro único de la vida con la oportunidad. Si el
fenómeno ocurre sin que se tenga una estrategia habrá sufrimiento. La forma en
que el abogado construye su imagen, especialmente, a partir de la resolución no
adversaria de conflictos, muestra que y no sobrevaloriza el litigio y que no
encuentra en la confrontación judicial sus principales habilidades jurídicas,
pero que éstas siguen intrínsecas en la negociación pacífica.
Esto es porque las herramientas más importantes de un
abogado son su oratoria y su capacidad de persuasión (retórica), complementadas
por su conocimiento técnico y por su visión analítica. En ese sentido, cuanto
mayor sea la reputación construida por ese enfoque, más claramente éste será
respetado. Esto demuestra la verdadera estrategia del oficio de abogados.
4. CONSIDERACIONES
FINALES
Certo es que no se hace necesario el litigio para
demostrar la habilidad del abogado. Este es esencial la administración de la
justicia y, por lo tanto, primar por el litigio no se ajusta a la cultura de
paz. Tantas personas, buscan demostrar inconscientemente lo peor de sí, por
medio de las agresividades y de la manera inmadura con que lidian con sus
contrariedades, disimulando la soledad por la coraza de falsa independencia que
exhalan. Es necesario enfriar. Conocer la dimensión jurídica de las operaciones
del abogado es creer en la propia capacidad. Esta es inherente a las virtudes
que le asisten. No debe engañarse en el arte del oficio por lo que
aparentemente pueda tener, todo es pasajero.
El deslumbramiento por las conquistas materiales,
especialmente en el transcurso del conflicto, puede llevarlo a la caída. Debe siempre
optar por el silencio, no impresionando con la habilidad de su oponente en el
conflicto. Además, por la humildad, sus pares más experimentados se sirven como
espejo para que se vuelva siempre mejor cada día, aprovechando todas las
oportunidades que se le presenten para aprehender el verdadero significado de
la profesión que abrazó.
Por lo tanto, Sobral Pinto ya afirmaba que la abogacía no
es profesión para los que desprovistos de coraje, utilizan instrumentos y
medios antiéticos y conflictivos para alcanzar sus objetivos profesionales. En
efecto, se sigue a la ética la moral, especialmente porque aquella está
adscrita al campo teórico y, ésta, al campo práctico de las acciones. No siendo
éstas la misma cosa.
De modo que el abogado, no acobardándose, debe actuar
moralmente de acuerdo con la ética impuesta por las costumbres y el Derecho,
sometiéndose a las reglas impuestas por el reglamento, a fin de que se paute
por el mínimo referencial, nunca desbordando del aspecto ético, sin, sin
embargo, olvidar el combate en toda su vida profesional.
REFERÊNCIAS
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Federativa del Brasil.
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Y en el caso de las mujeres. ¿Cuál es tu obra? rev.
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un manual para la vida. Trad. Waldéa Barcellos. Y en el caso de las mujeres.
Trad. Márcio Pugliese y Heloisa Sarzana Pugliese. En el caso de las mujeres.
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YUZAN, Daidoji. Bushido. El código del samurai. 4. ed.
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Y en el caso de las mujeres. El Oficio del mediador.
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